jueves, 6 de septiembre de 2012

COOL (ANT)ICS

Para: Intertextuales por invitación
Quinto tema:
La Changuería

Autor: Peter M. Shepard-Rivas



COOL (ANT)ICS

 
            Marcos pausa con la llave dentro de la cerradura. Detesta el momento de regresar a la casa. Respira profundo. Adentro, Priscila mira fijamente la puerta. Presiente la hesitación de su esposo. Su cara es una máscara de desdén y reproche. Escucha cuando gira la llave y mientras la puerta se abre lentamente se acomoda en la butaca y disimula que ojea una revista. Marcos entra con paso de condenado a la silla eléctrica. Ella ignora lo evidente, ilumina sus ojos, amplía su sonrisa y envuelta en perfume, maquillaje y laca de pelo se levanta para recibirlo cálidamente.
            Y ¿Cómo esta mi papito bello y mimado? le pregunta haciendo pucheritos con los labios y con voz de nenita caprichosa.  — ¿Esta cansadito mi pupuchito?
            — Si muy cansado — le contesta, besándola en la frente, evadiendo la mueca de la boca que más bien le recuerda el culo de una gallina.
            ¿Sera que mi bebecito quiere un masajito en la espaldita?  Tu esposita cariñosita te complace en todo lo que quieres.
            Priscila se le recuesta de la espalda y ronroneando comienza a darle palmaditas en los hombros. Marcos siente un buche de vomito subirle al esófago. Lleva varios días sintiéndose indispuesto y no sabe si es una reacción a las ñoñerías ya insoportables de su esposa o la mala dieta a que lo tiene acostumbrado. Separándose de ella le comenta que necesita darse una ducha y se marcha a la habitación. De camino la escucha informarle que terminará de preparar la cena. Encerrado en el baño y con el agua cayendo sobre su cuerpo se pregunta cómo en algún momento las changuerías de su mujer le parecieron románticas. Ahora no las soportaba. Era como vivir contantemente en un fairy tale  mal redactado. El buche de vomito le sube de nuevo a la boca y se encorva debido a un fuerte dolor estomacal.
            Tan pronto la puerta del baño se cierra, la máscara de desdén y reproche regresa a la cara de Priscila. Ya conocía muy bien a los hombres, piensa. Sus otros dos maridos habían hecho lo mismo. Muy contentos con sus mimos al principio y después desafecto total. Y tan apapachada y apegada que siempre era. En la cocina destapa la olla de las habichuelas, se inclina y busca bajo el gabinete el ingrediente especial que últimamente le estaba añadiendo a la comida de Marcos. Mientras menea la salsa espesa dentro de la olla, le vierte un líquido verdoso de un envase de plástico. Como un regalito a su papacito, decidió aumentar la medida del líquido. Sabe que Marcos pronto la abandonará, como lo hicieron sus otros dos maridos. Zapateando en el piso volvió a hacer pucheros recordando que con el tiempo los tres fueron resintiendo sus chulerías. Los tres llegaron a rechazarla repetidas veces advirtiéndole que se dejara de changuerías. Terminó de menear las habichuelas, vertió tres grandes cucharones sobre el arroz blanco servido en el plato y le añadió una chuleta a la parilla que le había cocinado. Ese era su signature dish de esposa despechada. Lo colocó sobre la mesa con una copa de vino tinto. Iluminando sus ojos, ampliando su sonrisa y envuelta en perfume, maquillaje y laca de pelo, Priscila, ronroneando llamó a Marcos.
            ¿Ya termino mi maridito papacito de mi corazoncito? Tu esposita queridita te preparó con amor una rica comidita que está servida calientita sobre la mesa le dice restregándose sobre la puerta del baño, mientras piensa en cual será el diseñador de su próximo ajuar de funeral.
 

Para ver todas las propuestas de todxs lxs autoras y autores acceder a: http://marlynce.wordpress.com/

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