viernes, 26 de octubre de 2012

Trinchera

Para: Intertextuales por invitación
Noveno tema: El amor en tiempos de guerra
Autor: Peter M. Shepard-Rivas





Trinchera

sábado, 18 de mayo de 1968
            Mi amor, espero que todo esté bien allá en casa. En este momento estoy aquí pensando en ustedes. Aquí todo es la misma mierda. Otro día más escribiendo como te prometí. La humedad de la selva es insoportable. Cuando estamos en el campamento nos pasamos en camisillas y calzoncillos para poder sobrevivir el calor. Hoy llevo cinco días en una expedición de reconocimiento. Ahora estoy en una trinchera, sucio, sin bañarme, apestoso, bajo un poncho de plástico que hemos colocado como carpa para taparnos de la lluvia y condenados con los insectos. Lo espeso de la selva casi no nos permite sentir o ver el sol. Esto es como 500 veces el Yunque. La fatiga y las botas mojadas y pesadas nos mantienen con frio y arrugados. Los días se mezclan y solo con estas notas en esta pequeña libreta puedo diferenciar en algo uno del otro y de mantener mi mente sana.
             Nos hemos divididos en grupos evadiendo los soldados del Vietcong. A los desgraciados les gusta luchar muy cerca de nosotros dentro esta inmunda selva. Lo bueno es que estos infelices no permanecen mucho tiempo en el mismo sitio, sobre todo cuando encuentran resistencia.
            Aquí estoy con un gringuito de Omaha que ha tratado de explicarme como 100 veces donde es eso. Aunque no nos entendemos mucho, con mi inglés goleta nos hemos hecho buenos amigos. Créeme que si no fuera por la amistad que se da aquí entre nosotros uno se volvería loco. Siempre estamos juntos y nos velamos uno al otro. Así uno no se siente tan solo. No sabes la necesidad que tengo de tenerte entre mis brazos. Con el paso del tiempo la necesidad de sentir el calor de otro cuerpo se hace insoportable. Lo otro que me hace falta es un buen plato de arroz y habichuelas y un buen bistec encebollado, con unos tostoncitos bien tostaditos. Aquí en la selva lo que comemos es una comida seca y desabrida.
            La lluvia parece que paró así que ya mismo nos asomaremos a ver que hay en el área. Seguiré escribiendo luego. Espero que pueda compartir contigo esto algún día. Recuerda siempre que no importa qué pase en este infierno, te amo.
           
            El soldado cerró su libretita sucia y estrujada. La guardo en el bolsillo de su fatiga junto con el tuco de lápiz que utiliza para escribir. Inhaló lo último que le quedaba de la changa que fumaba. Miró hacia abajo. Observó la cabeza rubia, en necesidad de un buen recorte y afeitada, recostada de su falda. Con ternura le removió un mechón de pelo que le caía sobre sus ojos verdes que le miraban fijamente, suspiró y le sonrió.   


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Innegable

Para: Intertextuales por invitación
Octavo tema:
El último heterosexual del planeta.
Autor: Peter M. Shepard-Rivas


Innegable


            Él perdía noción del tiempo cuando se miraba en el espejo. Siempre era igual después de un episodio traumático. Llegaba muy agitado a la casa, llorando de rabia. Como la gente podía ser tan cruel. El rechazo lo había sentido desde que muy pequeño. Aún de sus padres lo percibió. Se miró de nuevo al espejo. Tanto sacrificio que había hecho para pertenecer, para aparentar. La imagen reflejada no era distinta de las de los hombres que veía en las calles. La ropa perfecta. El recorte de moda. Le actitud esperada, la postura, los gestos…
            Nada había tenido éxito. A través del internet surfeó cientos de páginas, abrió un grupo cibernético (que nunca pasó de un miembro) y posteó en centenas de lugares de encuentro. Dejó escritos en los cubículos de la clínica donde donaba semen. Todo muy discreto, por cierto. Todas las contestaciones que recibió fueron de burlas, de censuras. Busco respuestas en la historia. Leyó tantos libros. Investigó el curso de los movimientos de derechos de las personas negras, homosexuales, de las mujeres; y nada parecía tener relevancia a su realidad. Se preguntaba cómo había pasado, como había llegado a esta situación.
            Los ojos que le miraban desde el espejo reflejaban una mirada triste. La soledad lo hacía sentirse muy débil y cansado. Había intentado tener parejas. Es más, se había obligado. Claro, la oferta de parejas disponibles para él era aquellas aceptadas por la sociedad. En una que otra ocasión intentó tener sexo. Busco ese placer excitante que tanto le hablaban sus pocos amigos. Pretendió replicar los actos y movimientos que se había grabado de esas conversaciones en la mente. Luego de la euforia atropellada del orgasmo se reafirmaba en que no eres lo suyo. Era innegable. Y volvía a archivar sus sentimientos y aforaban sus inseguridades. Las personas, sin comprenderlo, terminaban abandonándolo. Si tan solo pudiera sobrevivir con la compañía de otro ser humano. Pero sabía que lo que necesitaba estaba prohibido. Más que prohibido, se le podía ir la vida en ello si alguien confirmaba su inclinación.
            Se fue desvistiendo poco a poco frente al espejo. Admiró sus firmes pectorales, su bien definido abdomen, su acicalado pene y sus firmes piernas. Caminó hasta la cama. De debajo de ella sacó un cajón de metal con dos candados. Busco en la gaveta de su mesa de noche las llaves que siempre mantenía envueltas en unos calcetines. Abrió el cajón y saco tres revistas ya maltratadas con el uso. Unas revistas censuradas y prohibidas. Eran de fotos de mujeres desnudas mostrando toda su intimidad. Con estas fotos era que podía escapar y vivir sus deseos. Sacó del fondo una nota, también maltrecha y sucia. Fue la nota que acompaño las revistas cuando se las regaló antes de morir la única persona que lo había comprendido. Aquel que siempre le había dicho que sospechaba que solo quedaban ellos dos. La leyó en voz alta, como siempre hacia antes de masturbarse.
            – Aquí tienes, para que te acompañen como me acompañaron a mí. Disfrútalas, depravado hetero… y no pierdas la esperanza.



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El Machote


Para: Intertextuales por invitación
Séptimo tema:
Historias desde el Sex Shop.
Autor: Peter M. Shepard-Rivas

El Machote
             Al escuchar el sonido de la campana de la puerta volteé a ver quien entraba. Desde la caja registradora mantenía vigilado todo el Sex Shop. Ya era casi las dos de la mañana, hora de cerrar, y lo menos que quería era un cliente que viniera a novelerear. A veces los sábados, de madrugada, los que no habían conseguido nada para chingar en otros sitios, venían a buscar películas porno o a ver si se les daba algo con las sobras que entraban a la tienda. Quien entro fue una chica alta, elegante que nunca había visto. Algo raro porque casi nunca llegaban muchas mujeres al Sex Shop, y menos a esa hora. Volvió a sonar la campana y entraron dos twinkas regulares del negocio. Me sentí desilusionado porque llevaba todo el turno esperando al machote de los ojos negros, pelo ondeado y de los que tienen esa sombra permanente de la barba que tanto me gusta.    
            Lo vi entrar por primera vez tres sábados atrás.  Esa primera vez que vino solo caminó por la tienda y le echó un vistazo la mercancía. Le pregunté si buscaba algo en particular, por aquello de montarle conversación, y me contestó que solo estaba mirando. Luego de un rato se marcho sin comprar nada. Al salir por la puerta me tiró una giñada y se sonrió. Me fui flotando con esa sonrisa. Regrese a la tierra cuando el cliente que estaba esperando para que le cobrara me preguntó si me pasaba algo.
            El segundo sábado me saludo al llegar. Luego de dar vueltas por la tienda juntó algunos artículos. Después vino a la registradora a pagar. Llevaba una caja de condones large, lubricante, unos aceites de aromas y unos polvos de Kama Sutra. Las rodillas me temblaban. Le cobré la mercancía y le di un descuentito. Me pregunté con quien usaría todo eso. Le comenté que no lo había visto por allí anteriormente y me contestó que se acababa de mudar hacía pocas semanas. Me preguntó cuál era el horario de la tienda, de mi turno y cuando era la hora en que menos personas venían. Me tenía tonto con sus ojos y sus labios. Me hablaba muy sensual y yo sentía que me estaba coqueteando.
            El siguiente sábado llegó como a la media noche. Estaba solo en la tienda y vino directo a saludarme. Me estrechó la mano firmemente y yo casi eyaculo. Le miré los dedos y pensé en los condones large que había comprado la semana anterior. Llegaron unos clientes y él se fue a mirar las cosas por la tienda. Cuando la tienda volvió a vaciarse se acerco con una mercancía y la puso sobre el mostrador. Comencé a cobrarle y algunos artículos me dejaron confundido. Me pagó y mientras empacaba su otra caja de condones miraba extrañado unos pantis de seda y unas medias de liguillas con encajes que había comprado. Mi corazón se paró al darme cuenta que este machote compraba estas cosas para alguna chica con suerte. Pensé rápidamente sobre mi mala estrella de no poder conseguir un tipo así de masculino y sensual. No sé si fue por mi cara de confusión pero él me dijo algo que no le entendí. Como soy medio sordo acerqué mi cara pidiéndole que me repitiera nuevamente lo que me dijo. Por desgracia me pegó su boca a mi oído malo y lo repitió. A la misma vez que se me remeneó el cuerpo por dentro y me dio una cosa mala. No sé si fue por el roce de su barba en mi piel o el olor de su colonia mexclada con sudor que le entendí un carajo. Al verle su sonrisa picara no me atreví a preguntarle de nuevo. Tomo su paquete y en la puerta me preguntó si estábamos para el próximo sábado. Asentí con la cabeza sin saber a que me comprometía.
            Ya el próximo sábado estaba terminando y y estaba seguro que no me enteraría de a que había quedado. Las twinkas llegaron con dos películas de otras twinkas para rentarlas. Les llené la tarjeta de alquiler, pagaron y se marcharon. Ya solo quedaba la chica en la tienda y cinco minutos para salir. Fui a cerrar la puerta para que no entrara nadie a última hora. De regreso a la caja me esperaba la chica. Al acercarme me doy cuenta que es  una mujer, aunque elegante, algo hombruna. Me agarra por los hombros y me besa fuertemente. Su lengua intenta meterse en mi boca. Logro despegarme y le advierto que a mí lo que me gustan son los hombres. La mujer se sonríe y me parece algo conocida. Entonces se levanta su falda negra de tubo y me enseña unos pantis de seda y unas medias de liguillas con encajes muy familiares.
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jueves, 18 de octubre de 2012

Día Nacional Latino para la Concientización del SIDA (NLAAD): Una perspectiva desde Puerto Rico

http://blog.aidsunited.org/category/puerto-rico-direct-grantmaking/

by Peter M. Shepard Rivas, MS
Coaí, Inc


La epidemia del VIH es una seria amenaza de salud pública para la comunidad hispana o latina. Los latinos representaron, al 2009, el 20% (9,400) de las nuevas infecciones de VIH (incluidos los residentes de Puerto Rico), siendo a su vez el 16% de la población total de los Estados Unidos (CDC HIV/AIDS among Hispanics/Latinos Fact Sheet, Revised 11/2011). En términos de las estadísticas de Estados Unidos y sus territorios, Puerto Rico se encuentra entre los primeros lugares de incidencia y prevalencia de sida en adultos.

Según el resumen de la epidemia del VIH en Puerto Rico de la Oficina de Epidermiología e Investigación de Vigilancia SIDA, Departamento de Salud de Puerto Rico cada día son diagnosticadas 3 personas en la isla (11/2009) con un promedio de 1,116 casos reportados anualmente. Basado en la data del Departamento de Salud y la División de Vigilancia SIDA al 31 de enero de 2012, en Puerto Rico hay reportado 35,080 casos acumulados de SIDA y 8,961 casos diagnosticados de VIH desde junio de 2003. En términos de la población objetivo de nuestro programa, los casos acumulativos de sida diagnosticados al 30/09/12 en adultos y adolescentes por conducta de riesgo la de Hombres que tienen Sexo con Hombres (HSH) representan el 17% (N=34,696), siendo la segunda categoría por género (UDI Hombres – 39%; Heterosexuales – Mujeres 15%) Además la categoría de HSH-UDI representa un 7% (N=35,080) adicional. La importancia de atender la situación del VIH en la isla, sobretodo siendo nuestra área estadística metropolitana una de las más afectadas, la ha convertido en una de las 12 ciudades participantes del esfuerzo del Enhanced Comprehensive HIV Prevention Planning (ECHPP). Esta iniciativa y el desarrollo de nuestro Plan Integral de Prevención nos ponen a la par del NHAS.

El impacto que ha tenido en VIH en la sociedad puertorriqueña amerita que continuamente se refuercen las estrategias de información pública y de concienciación. El Día Nacional Latino para la Concienciación del sida (NLAAD, por sus siglas en inglés) es un gran esfuerzo para alertar a nuestros ciudadanos, como latinos que somos, de la importancia de conocer las formas de prevenir el VIH y de conocer nuestro estatus. Además, la situación política de Puerto Rico crea un constante puente aéreo de intercambio entre los isleños y residentes de los EU creando unos lazos especiales con la comunidad latina dentro de los estados y otros territorios. Aunque las actividades relacionadas al NLAAD está todavía en desarrollo en Puerto Rico, cada año las personas están más consientes de su celebración y de su importancia para erradicar el estigma y discrimen hacia el VIH/sida con la esperanza de que no solo las personas que viven con VIH tengan una vida digna y sin perjuicios, sino que todas las personas que se puedan sentir a riesgo tengan la tranquilidad de acceder a conocer su estatus de VIH y entrar en tratamientos de así necesitarlo.

En Coaí, Inc., durante los últimos 7 años, el programa Aché ha estado realizando pruebas de detección de anticuerpos al VIH y educación en salud & reducción de riesgos. Con los fondos de AIDS United nuestro programa puede reclutar a HSH (negativa a riesgo de VIH o positivos) a participar de un modelo preventivo conocido como Muchos Hombres, Muchas Voces (3MV). A través de este modelo las personas adquieren conocimiento y herramientas para prevenir o reducir el daño al contagio del VIH. Nos sirve, además, como vehículo para reforzar en nuestros participantes la importancia de hacerse la prueba. Por eso, en conmemoración del NLAAD, nuestro programa estará distribuyendo condones, información y realizando pruebas de VIH en lugares donde socializa la población que servimos el 20 de octubre.

National Latino AIDS Awareness Day: A Perspective from Puerto Rico

 

by Peter M. Shepard Rivas, MS
Coaí, Inc


The HIV epidemic is a serious public health threat to the Hispanic/Latino community. Latinos account for 20% (9,400) of new HIV infections (including residents of Puerto Rico), which is itself 16% of the total population of the United States (CDC HIV/AIDS among Hispanics / Latinos Fact Sheet, Revised 11/2011). In terms of the statistics of the United States and its territories, Puerto Rico is among the top of incidence and prevalence of AIDS in adults.

According to the summary of the Office of Research and AIDS Surveillance, Department of Health regarding the HIV epidemic in Puerto Rico, each day three persons are diagnosed on the island (11/2009) with an average of 1,116 cases reported annually. Based on data from the Division of AIDS Surveillance as of September 30, 2012, Puerto Rico has reported 35.080 AIDS cases and 8.961 diagnosed HIV cases since June 2003. In terms of the objective population that we reach in our program, cumulative AIDS cases diagnosed at 30/09/12 in adults and adolescents for the risk behavior of men who have sex with men (MSM) account for 17% (N = 34.696), the second category by gender (Men who are injection drug users (IDU) – 39% and Heterosexual Females 15%). Also the category of MSM-IDU represents 7% (N = 35.080). The importance of addressing the HIV situation in Puerto Rico, especially our metropolitan statistical area, has been the reason that we have has become one of the 12 cities participating in the effort of Enhanced Comprehensive HIV Prevention Planning (ECHPP). This initiative and the development of our comprehensive prevention plan put us on par with the National HIV/AIDS Strategy.



 
The impact that HIV has had on Puerto Rican society necessitates that we constantly reinforce public information strategies and awareness. The National Latino AIDS Awareness Day (NLAAD) is an effort to alert our citizens that, as Latinos, it is important to know how to prevent HIV and to know our status. Moreover, the political situation of Puerto Rico creates an “air bridge” between the island and mainland with a constant exchange between the islanders and residents of the U.S., creating special ties with the Latino community within states and other territories. Although NLAAD-related activities are still under development in Puerto Rico, every year people are more aware of this observance and its importance to eradicate stigma of HIV/AIDS in the hope that, not only people living with HIV/AIDS have a healthy without harm, but everyone who might be at- risk have access to HIV prevention, testing and treatment services.

For the past seven years in Coaí, Inc., and our Aché program we have been providing HIV tests and health education & risk reduction. With AIDS United funds our program recruits MSM (HIV negative at risk or HIV positive) to participate in a preventive and educational intervention known as Many Men, Many Voices (3MV). Through this model MSM acquire knowledge and tools to prevent or reduce damage for HIV infection. It also serves as a vehicle to reinforce in our participants the importance of getting tested. So in commemoration of NLAAD, our program will be distributing condoms, information and conducting HIV tests in places where the population we serve socializes on October 15.

Coaí, Inc is a grantee of AIDS United’s Puerto Rico grantmaking initiative

 

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Ahora, los seis

Para: Intertextuales por invitación
Sexto tema:
Tema: Desde el día que te fuiste

Autor: Peter M. Shepard-Rivas



Ahora, los seis
 
 La casucha mostraba el deterioro típico del abandono. Desde que ella se fue no tuvieron la energía de mantenerla en buen estado. Telarañas y bolas de polvo cubrían todas las esquinas de las habitaciones. La falta de sus flores y melodías había creado un ambiente asfixiante y obscuro. Afuera en el patio la selva estaba devorando el claro donde disfrutaron de tantos retozos. La caja de cristal donde alguna vez la resguardaron y veneraron era solo escombros escondidos entre la maleza. Sus cuerpos esqueléticos mostraban una evidente anorexia, no solo por la voluntad, deseo y falta de comer, sino por no haber podido sobreponerse a la costumbre de saborear sus platos apetitosos que ya no disfrutarían. La partida de ella estuvo llena de promesas y planes que nunca cumplió. Fue aquel beso principesco que tanto habían celebrado lo que finalmente les robo la felicidad.
Pero lo más terrible que les había sucedido fue la pérdida del séptimo. Luego que se la llevaron con la promesa de la felicidad para siempre, el más pequeño de ellos fue rápidamente encerrándose dentro de su mundo sin sonido. La falta de aquellas caricias cálidas y femeninas en la mañana y al regreso del trabajo lo aniquiló. Ni los mensajes de auxilio enviados con los coloridos pajaritos para que viniera a verlo habían recibido respuesta.
Lo sepultaron cerca de la mina vestido con su camisa verde, que le llega a los pies, sujeta por su cinturón negro con hebilla dorada y sus zapatos marrones. Su gorro morado, que tantas veces retiró para recibir los cálidos besos de ella en su brillante cabezota, fue ceremonialmente colocado hasta sus grandes orejotas. Luego de su entierro la mina fue abandonada. Ahora, los seis esperaban el fin, el momento de morirse. Le habían ofrecido a aquella descobijada todo lo que pudieron, su hogar, su protección, su amistad, y ella en su felicidad los había olvidado. ¡El desgraciado príncipe era el culpable! El bosque nunca volvió a escuchar la contagiosa melodía diaria de los siete habitantes de la casita. Pero el murmullo de las hojas al soplar el viento pareciera no querer olvidarlo.
Hi-ho, hi-ho, hi-ho, hi-ho, hi-ho, es hora de cerrar. Hi-ho, hi-ho… 
 

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jueves, 6 de septiembre de 2012

COOL (ANT)ICS

Para: Intertextuales por invitación
Quinto tema:
La Changuería

Autor: Peter M. Shepard-Rivas



COOL (ANT)ICS

 
            Marcos pausa con la llave dentro de la cerradura. Detesta el momento de regresar a la casa. Respira profundo. Adentro, Priscila mira fijamente la puerta. Presiente la hesitación de su esposo. Su cara es una máscara de desdén y reproche. Escucha cuando gira la llave y mientras la puerta se abre lentamente se acomoda en la butaca y disimula que ojea una revista. Marcos entra con paso de condenado a la silla eléctrica. Ella ignora lo evidente, ilumina sus ojos, amplía su sonrisa y envuelta en perfume, maquillaje y laca de pelo se levanta para recibirlo cálidamente.
            Y ¿Cómo esta mi papito bello y mimado? le pregunta haciendo pucheritos con los labios y con voz de nenita caprichosa.  — ¿Esta cansadito mi pupuchito?
            — Si muy cansado — le contesta, besándola en la frente, evadiendo la mueca de la boca que más bien le recuerda el culo de una gallina.
            ¿Sera que mi bebecito quiere un masajito en la espaldita?  Tu esposita cariñosita te complace en todo lo que quieres.
            Priscila se le recuesta de la espalda y ronroneando comienza a darle palmaditas en los hombros. Marcos siente un buche de vomito subirle al esófago. Lleva varios días sintiéndose indispuesto y no sabe si es una reacción a las ñoñerías ya insoportables de su esposa o la mala dieta a que lo tiene acostumbrado. Separándose de ella le comenta que necesita darse una ducha y se marcha a la habitación. De camino la escucha informarle que terminará de preparar la cena. Encerrado en el baño y con el agua cayendo sobre su cuerpo se pregunta cómo en algún momento las changuerías de su mujer le parecieron románticas. Ahora no las soportaba. Era como vivir contantemente en un fairy tale  mal redactado. El buche de vomito le sube de nuevo a la boca y se encorva debido a un fuerte dolor estomacal.
            Tan pronto la puerta del baño se cierra, la máscara de desdén y reproche regresa a la cara de Priscila. Ya conocía muy bien a los hombres, piensa. Sus otros dos maridos habían hecho lo mismo. Muy contentos con sus mimos al principio y después desafecto total. Y tan apapachada y apegada que siempre era. En la cocina destapa la olla de las habichuelas, se inclina y busca bajo el gabinete el ingrediente especial que últimamente le estaba añadiendo a la comida de Marcos. Mientras menea la salsa espesa dentro de la olla, le vierte un líquido verdoso de un envase de plástico. Como un regalito a su papacito, decidió aumentar la medida del líquido. Sabe que Marcos pronto la abandonará, como lo hicieron sus otros dos maridos. Zapateando en el piso volvió a hacer pucheros recordando que con el tiempo los tres fueron resintiendo sus chulerías. Los tres llegaron a rechazarla repetidas veces advirtiéndole que se dejara de changuerías. Terminó de menear las habichuelas, vertió tres grandes cucharones sobre el arroz blanco servido en el plato y le añadió una chuleta a la parilla que le había cocinado. Ese era su signature dish de esposa despechada. Lo colocó sobre la mesa con una copa de vino tinto. Iluminando sus ojos, ampliando su sonrisa y envuelta en perfume, maquillaje y laca de pelo, Priscila, ronroneando llamó a Marcos.
            ¿Ya termino mi maridito papacito de mi corazoncito? Tu esposita queridita te preparó con amor una rica comidita que está servida calientita sobre la mesa le dice restregándose sobre la puerta del baño, mientras piensa en cual será el diseñador de su próximo ajuar de funeral.
 

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viernes, 31 de agosto de 2012

(>) Arquitectura erógena

Para: Intertextuales por invitación
Cuarto tema:
(Re) escribir el cuerpo

Autor: Peter M. Shepard-Rivas








 (>) Arquitectura erógena

            Escucha lo que te digo. El contacto de su aliento sobre ti al hacerme el amor me excita y me hace pensar en tiempos pasados en que te detesté. Hubo muchos momentos, que mirándome desnudo frente al espejo, tus proporciones me parecían grotescas, sintiéndome casi al borde de la desesperación. Contrario a la creencia general de que el tamaño importa, aborrecía tus dimensiones desmedidas. Daba gracias a mi anatomía masculina que, entre pelos y vellos, me permitía, si acaso, disimularte.


            En el momento sensual en que labios húmedos se cierran sobre el pedacito de piel que pende justo en la punta sur de tu estructura inusual siento un corrientazo a través de mis aéreas sensitivas y perdono a mis genes que te hicieron así. Disfruto el haber aprendido a deleitarme en el placer que me brindas. Un placer especial que no todos poseen. Celebro tus curvas que como ondas en el agua comienzan en un punto centrado. Cuando me brindan caricias que van recorriendo tu curvatura y me dejan sus huellas digitales sobre la piel que te cubre me hacen suspirar y me ayudan a arrinconar en la memoria las crueles burlas de mis compañeros de escuela que me hacían detestar tener que ducharme después de los deportes. Con el placer olvido las noches de mi tortuosa adolescencia en que desee poder cambiarte.


            Y ahora, cuando ya me había acostumbrado a tu apariencia; cuando tu naturaleza era ya inadvertida, y el reproche era algo del ayer; te empeñas en jugarme una mala pasada. Ahora que mi cabello blanquea y las arrugas derrotan la lozanía de la juventud, no solo parecieras querer ser más grande, sino que te empeñas en forrarte de hebras innecesarias e inútiles. Pero ya no te rechazo. Y no es solo por los placeres superficiales que como zona erógena me brindas. Tampoco por el equilibrio que me balancea. Es que nunca me perdonaría volver a maldecirte, a ti, pabellón que proteges instrumentos transformadores de señales acústicas. Porque eres el embudo de todos los sonidos y te juro de que no renegaría del placer de escuchar la belleza de las palabras.            

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miércoles, 22 de agosto de 2012

Miss Fragaria Canarosa

Para: Intertextuales por invitación
Tercer tema:
Evocando historias por medio de los sabores

Autor: Peter M. Shepard-Rivas


 

Miss Fragaria Canarosa

            Ella, diminuta y coqueta. Él, peligroso, le aventajaba en tamaño. Ella,  regordeta, vestidita de rojo y peinado alborotado, lo presentía entendiendo que estaba destinada a darle gustillo a su vida. Estaba desnuda, bañada del rocío del bosque esperando por él, que la observaba. Aunque sabía de otras que en lugares lejanos eran adornadas con olores y sabores ajenos al suyo, ella se presentaba natural, con aroma a tierra y brisa. Le habían mencionado que la considerarían como sofisticada y sensual, sin embargo se sabía rastrera y salvaje.
            Él, la sujeto entre sus dedos, arrebatándola del peculiar mundo que hasta ese momento había conocido. Sosteniéndola por  su campestre tocado la acercó a su boca. Su olfato recogió su aroma. Sus ojos brillaron de deseo, y salivó, anticipando el disfrute. Ella tembló al contacto de su boca. Al él sellar sus labios sobre su piel, ella recordó su paciente espera para cosechar la perfección. El deseo de ella de ofrecerle el perfecto placer de su humedad interna se convirtió sin entenderlo en su ocaso. Él apretó sus dientes, violando su cuerpo, y mancillándola sin retorno, le extrajo su esencia. Mientras que el rojo y dulce néctar se escapaba entre la comisura de sus labios, ella se convertía ya en pulpa, terminado así su corta vida.
            Él siguió su camino entre fango y maleza, bosque y riachuelos en búsqueda de la próxima.
 
 
 

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jueves, 16 de agosto de 2012

La compensación


Para: Intertextuales por invitación
Segundo tema:
Cosas encontradas en los bolsillos

Autor: Peter M. Shepard-Rivas

            Por favor, dame mi dinero dijo Erick tomándose el jugo de china.

            El desgraciado llevaba una hora dándole vuelta al asunto. Había echado a lavar su ropa y lo tenía sentado desnudo en el comedor hablando estupideces. Definitivamente estaba dándole largas al asunto. Total con el lujo en que vivía debían ser unos trapos de pesos lo que había acordado pagarle la noche anterior.

            ¿Quieres algo más de comer? le ofreció.
            Solo quiero lo que me debes. Me tengo que ir.
            Es que no tengo dinero conmigo confesó.

            Erick colocó el vaso en la mesa y lentamente se levantó. Sentía el coraje subiéndole por los pies. No con el pargo, sino con el mismo. La noche anterior, cuando el tipo se detuvo en la esquina de la plaza y lo llamó, su amigo le advirtió. El tipo tenía fama de no pagar después del sexo. Pero el Lexus que guiaba lo deslumbró. Tampoco el individuo se veía mal. Vivía en un condominio de lujo y ya en el apartamento lo hizo sentirse muy bien. Le dio un tour por las habitaciones explicándole los diversos artículos y colecciones de cosas adquiridas en otros países. Lo invitó a que se diera una ducha. Se quitó su ropa casi en harapos y se metió en la bañera que parecía una pequeña piscina. El agua cayendo sobre su cuerpo le limpió el sucio de días viviendo en la calle sin bañarse. El hombre se metió con él y le restregó suavemente todo su cuerpo con algo que él llamó una luffa. Y la espuma que formaba el gel con un rico olor lo había revitalizado. Luego de ambos asearse lo llevó al cuarto y continuaron con el foreplay. Se dejó llevar y él le ofreció más dinero para poseerlo. La cantidad era considerable y Erick, rompiendo su más importante regla, permitió ser penetrado. Entre el vaivén de los cuerpos en cópula y las caricias se abandonó al susurro de la voz del hombre que le hablaba de deseos y de  promesas. Lo disfrutó. Genuinamente se sintió deseado y lo disfrutó. Eyaculó, lo cual rara vez hacía con un cliente y sintió como sus ojos se cerraban por el cansancio. Mientras perdía su conciencia se preguntaba porque un chico tan guapo y que parecía tenerlo todo pagaba por sexo. Coqueteó con la idea de que el hombre realmente se sintiera atraído hacia él. Esa noche soñó con una oportunidad. Con una persona que le brindaba la posibilidad de salir de las calles, de irse muy lejos del mundo en que existía. Se vio en un avión, en primera clase. Visitando ciudades maravillosas. Un espíritu le susurraba sobre una nueva vida.

            El olor a tocineta y la luz del sol lo habían despertado. En la mañana la cosa había sido diferente. Rápidamente sintió un cambio en el ambiente. La calidez de la noche anterior fue reemplazada por un frío insufrible. Aunque intentaba ser cordial, el pargo se proyectaba alejado, prepotente, algo insolente. Ahora se negaba a pagar y esta negativa de cumplir con lo acordado tenía a Erick muy molesto.

            Vamos, dame lo que acordamos para irme.
            ¿Te parece que necesito pagar por sexo? Mejores machos que tú me suplican que los lleve a la cama de gratis. Pero disfruto trayéndome a putitos ingenuos como tú. le contestó con desdén.  Confórmate con haber tenido un techo y comida.

            El chico sintió una gran necesidad de marcharse. Miró alrededor a ver que podía robarse. Había muchas cosas valiosas fáciles de llevarse. Recordó las prendas de oro que el pargo dejó sobre la mesa de noche. Miró el cuchillo colocado sobre el plato del desayuno terminado. Sintió nauseas.  

            Dame la ropa que me voy dijo.
            Esta todavía mojada. Selecciona algo de esta ropa que la iba a donar le ofreció señalando una montaña de ropaje descartado que tenía tirado en el piso.

            Erick se sintió tan vulnerable como desnudo estaba su cuerpo. Decidió que su dignidad valía más que unos cuantos dólares y se vistió con unos pantalones algo grandes y una camisa que seleccionó del paquete de ropa y que al menos estaban en mejor estado que los trapos con los que había llegado. Cogió la bolsa con la ropa mojada que el pargo le entregaba y dándole una mirada de lastima se marchó.  Se dirigió hasta la parada de guagua más cercana y en el camino pidió unas pesetas para poder abordarla. El desespero se estaba apoderando de su cuerpo. Estaba a punto de necesitar una cura. La pierna derecha comenzó a moverse sin control. Sintió un bulto rozándole el muslo y chocando con su escroto. Incómodo, se metió la mano en el bolsillo del pantalón. Saco un paquete enrolladlo con un rubber band. Lo desenrolló. Erick abrió los ojos sorprendido, entonces comenzó a reír descontroladamente.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Fr(p)uto Verde

Para: Intertextuales por invitación
Primer tema: La Obsesión
Autor: Peter M. Shepard-Rivas


Fr(p)uto Verde



                Marta se despertó bañada en sudor. Llevaba semanas durmiendo intranquila desde que se fijó bien en el puesto de frutas y vegetales número 4 de la Plaza del Mercado. Meses pasando por allí de regreso del trabajo hasta que se percató de él. Recientemente se detenía a “mirar” los productos. El display de formas y colores la entretenían mientras que de reojo buscaba el objeto de su interés. Chequeaba las frutas mientras sentía que las palpitaciones de su corazón iban aumentando. No se cuan disimulada era su gesta pues le parecía que el placero había comenzado a mirarla con intriga. Cuando agarraba los plátanos tragaba fuerte. Buscaba los más firmes y grandes hasta encontrar el elegido y comprarlo. El placero le empacaba el plátano y sentía que la miraba lujuriosamente. Su sonrisa arrogante la ponía nerviosa.
            – ¡Grande! ¡Buen provecho! – decía al entregarle la bolsa.
            Marta se sonrojaba. Sabía que el pensamiento sucio detrás del sarcasmo era indignante. Debía comprar en otro puesto, pero ya había chequeado y no había visto en los otros plátanos tan firmes y grandes como en el número 4. Exacto para su dosis diaria. Por eso desistió de poner una querella en la administración. Además, no sabía si le creerían. La única evidencia que tenía era su percepción de acoso que la hacía sentirse incómoda.
            Terminando su café antes de salir a la oficina Marta decidió que no podía seguir permitiendo esa sensación desagradable. Mirando la cáscara del plátano tirada en el zafacón decidió que debía sobreponerse a esta obsesión diaria que había desarrollado. Decidió que no le estaba haciendo bien a su cuerpo.
            Marcos se limpiaba el semen pegado en los pelos de su barriga con el agua tibia de la ducha mañanera. Se enjabonaba imaginando a la chica de los plátanos jugando con sus bolas. Nunca le había pasado eso con una clienta. De hecho, con ninguna mujer. No sabía si era de la forma con que cogía los plátanos para chequearlos, o como su respiración se entrecortaba cuando encontraba el elegido del día. Llevaba semanas parando en su puesto y mirándolo de reojo. Estaba seguro que quería seducirlo. Claro que sus lindos labios aumentaban su deseo. Sentía un corrientazo cada vez que sus manos se rozaban. Lo dejaba tan excitado que luego que ella se marchaba se iba al baño a masturbarse. Ahora llevaba días soñando con imágenes de ella jugando con el plátano, sintiendo placer intenso de todas formas y lugares posibles. Tenía que hacerla suya. Decidido a que esa tarde le daría la oportunidad de probar el plátano que de verdad deseaba, se podó los pelos del pene y se puso su mejor calzoncillo.
            A las 4:30 pm ya Marcos tenía todo dispuesto. Había guardado los plátanos verdes en el almacén y dejado solo los maduros en el mostrador. Vio a la chica acercándose. Estaba transpirando y con una erección fuertísima. En par de minutos pondría su estrategia a funcionar.
            Marta caminaba nerviosa. Pensaba que debía pasar de largo y no parar en el puesto. Presentía que algo estaba por suceder. Pero la necesidad de conseguir el plátano era más fuerte. Miró los puestos anteriores y comprobó lo que ya sabía, tenía que llegar al número 4 a escoger el mejor. Cuando se paro frente al mostrador y vio solo plátanos maduros se decepcionó. Marcos notó su frustración y puso su plan en marcha. Le preguntó si estaba buscando plátanos verdes a lo cual ella asintió. Le indicó que verificaría si le quedaban en el almacén. La llamó desde allá atrás para que pasara a escoger el que le gustara. Le dijo que allí encontraría el más grande y firme. Marta dudo en pasar al almacén. Se sintió vulnerable y débil, pero la obsesión pudo más. Cuando apartó las cortinas de la trastienda, allí estaba recostado sobre unas cajas.
             ¿Así de grande y de duro es que te gusta? –  le pregunto Marcos, con sus pantalones y calzoncillos en el piso mientras que con una mano se agarraba su erecto falo y con la otra le hacía señales para que se acercara.
            – Sí, así de grande y duro. ¿Puedo tomarte unas fotos para verlas luego en casa? – le dijo coquetamente mientras sacaba su celular.
            Marcos accedió celebrando su buena suerte. Finalmente estaba seguro de su conquista. Marta le tomó varias fotos mientras él le posaba de varios ángulos. Satisfecha de tener pruebas suficientes guardo su celular en la cartera. Miró con disgusto los ramos de plátanos donde Marcos tenía posadas sus nalgas. Sintió al verlos en contacto con su culo y entre sus piernas que su obsesión con el fruto se desvanecía. Nunca volvería desear un en su vida.   
            – Explícame – le dijo. – Ya que me lo ofreces, después que te lo pique; ¿cómo carajo se supone que haga mofongo con eso?

Para ver todas las propuestas de todxs lxs autoras y autores acceder a: http://marlynce.wordpress.com/


miércoles, 1 de agosto de 2012

Intertextuales por invitación


Una nueva serie de escritos.

Diez escritoras y escritores invitados,

proponen un tema cada semana.

Sabores. Obsesiones. La partícula de Dios.

Cada tema será una provocación

para leer y escribir.

*Alexis Pedraza * Amárilis Pagán *Angel Matos* Anu Ramos*

 *Giselle E. Mena * H. Roberto Llanos* Julio A. García*

*Karen Sevilla *Max Chárriez*Peter M. Shepard*



“Intertextuales por invitación”
es el nombre del tercer ciclo creativo en el blog Marlyn Cé. (http://marlynce.wordpress.com/2012/08/01/intertextuales-por-invitacion/)

Diez escritores y escritoras invitadas tendrán a su cargo los temas para cada semana. No se les impuso ninguna guía a los escritores al momento de escoger los temas, por tanto, no se espera conexión entre los mismos. Casi garantizado, los temas provocarán el interés de los lectores virtuales y el de los compañeros de escritura.

Los escritores presentarán sus textos creativos en el género de: poesía o cuento. En el caso de los narradores tienen un reto opcional/ adicional sobre la mesa: limitación de palabras. Cuentos cortos un máximo de 800 palabras, micro textos un máximo de 300 o 500 palabras. Opcional, como dije, para los más audaces.

El mayor reto y disfrute sería ver a cada escritor invitado participar en todos y cada uno de los temas, aunque no sea el propio. Dar la oportunidad a los lectores de disfrutar de la multiplicidad de voces y talento creativo de los invitados. Participación de manera ininterrumpida hasta terminar el ciclo. Eso, claro, no es parte del compromiso de los invitados pero me entusiasman las posibilidades y decirlo “en voz alta”, a ver si les provoco.

Estaré presentando un texto creativo de mi autoría, por cada tema, acompañando la propuesta de cada escritor. Estoy a merced del inventivo de cada invitado.

Los temas se develarán cada lunes, a partir del lunes 6 de agosto.

**Provocar: producir, causar, ocasionar, desencadenar, originar, promover, suscitar, crear, determinar, engendrar, motivar

Si usted quiere colaborar/participar escriba a:

marlycruzcenteno@gmail.com

viernes, 20 de julio de 2012

Gris

Hay días que quisiera ser quien fui.

Y no porque quien soy es insatisfacción.
Sino porque el que fue era aventura, espontaneidad, inestabilidad.
El hoy sosegado ahoga en momentos.
Sobre todo en un día de lluvia sin sol…